La llegada del calor afecta, en gran medida, a la productividad de fábricas, naves industriales o granjas y, en general, al bienestar de todos los locales donde la aplicación de un sistema de aire climatizado tradicional no es viable. La climatización evaporativa es la solución idónea en todos estos casos. Incluso, en zonas costeras, al disminuir la temperatura con un reducido coste eléctrico y, por tanto, con un impacto ecológico mínimo.
La idea de este sistema se basa en lo que sucede cuando hacemos pasar una cantidad de aire a través de un medio húmedo, como un filtro mojado o una zona de agua pulverizada. Esta masa de aire, al adquirir humedad, se enfría, por evaporación. Para entender el efecto, pensemos en aquellas ocasiones en las que el aire húmedo nos refresca: un patio regado poco antes; la brisa procedente de la playa, en una noche de verano; la sensación que deja en la piel mojada un soplo de aire…
Con este principio natural, podemos obtener una reducción de más de una decena de grados centigrados, si el día es seco y caluroso. Esto es fundamental, ya que el proceso obtiene un mayor rendimiento con humedades bajas. Sin embargo, eso no significa que sea útil sólo en regiones secas. Pensemos que la humedad relativa del ambiente no es fija a lo largo del día y que alcanza su mínimo en las horas centrales del día, cuando las temperaturas son más altas. De esta forma, la climatización evaporativa funciona mejor cuando más falta hace: justo en los momentos en que aumenta el calor.
Por otro lado, en los espacios industriales, el ambiente suele ser más caluroso y seco que en el exterior. La maquinaria genera humo y sofoco y cuando las estructuras (en particular, las cubiertas metálicas) son castigadas por el sol, acumulan el calor para irradiarlo, luego, al interior de los recintos y elevar el malestar. En este ambiente, la temperatura en el interior de un edificio puede situarse cuatro o cinco grados por encima de la exterior, por lo que la aplicación de un sistema de climatización evaporativa resultaría aún más beneficiosa y, además, sin afectar al consumo eléctrico del sistema.
La constante inyección de aire fresco y húmedo ayuda a ventilar el local y disipar el calor, pero también permite renovar la atmósfera viciada por los gases y olores creados durante el proceso de la producción. Esto sucedería en imprentas, lavanderías industriales, cocinas o lugares donde se realizan soldaduras u otros procesos, como la inyección de plásticos. En muchos casos, ya existe una legislación que obliga a invertir en un sistema de extracción de aire, así que la climatización evaporativa es, incluso, más sencilla de implantar.
Por otro lado, el acondicionamiento evaporativo aumenta la humedad del local, reducida, en muchos casos, por el funcionamiento de la maquinaria. El aire húmedo no es un problema, siempre que el local esté bien ventilado y, de hecho, puede ser beneficioso. Esto sucede en ciertos procesos industriales, como en la rama textil y el sector del calzado o el ámbito de la impresión. Por si fuera poco, la humedad del ambiente reduce la electricidad estática de los procesos de producción.
Podemos concluir, por tanto, con la idea de que la reducción de la temperatura obtenida por la climatización evaporativa es útil en todas las regiones del país, lo que incluye las zonas costeras. En la mayoría de las aplicaciones especializadas, no sólo reducirá la temperatura y ayudará a disipar el calor estructural, sino que también eliminará olores y humos y aportará humedad al ambiente. De manera que mejorará el bienestar de la empresa y, por tanto, también la productividad de sus trabajadores.
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